Mr. Oscar and his driver in Holy Motors

Explicación del final de Holy Motors

Explicación del final de Holy Motors 1920 960 Final Explicado

El final de Holy Motors de Leos Carax dejó a muchos espectadores decepcionados, pero en realidad dice mucho sobre la postura de la película ante la humanidad y la identidad.

Holy Motors, de Leos Carax, es una película tremendamente confusa con un final aún más desconcertante que deja al público perplejo desde el primer visionado. La película rechaza el concepto de una narrativa tradicional y opta en su lugar por una serie de historias interconectadas que utilizan sus absurdas y excéntricas tramas para pintar un cuento de hadas maravillosamente extraño sobre la imprevisibilidad y la superficialidad de la vida. El argumento principal sigue un día en la vida del Sr. Oscar, un misterioso actor cuyo trabajo consiste en adoptar identidades falsas y realizar una serie de tareas cada vez más insólitas.

Como el resto de la filmografía de Carax, Holy Motors es básicamente imposible de entender a un nivel superficial. La película omite a propósito varios detalles importantes de la vida del Sr. Oscar, dejando al público completamente a oscuras a medida que se desarrolla la historia. Aunque en un principio Holy Motors parece no tener sentido, se entiende mejor como una metáfora que como una historia legible. Es un mensaje sobre lo transitorias que son nuestras vidas, que demuestra audazmente que la naturaleza humana hace que una persona cambie de apariencia y se vista con nuevas personalidades a medida que viaja por la vida, recogiendo experiencias que la transforman por el camino.

¿Qué ocurre en el final de Holy Motors?

A lo largo de Holy Motors, el Sr. Oscar recibe una serie de “citas” que le obligan a adoptar una nueva personalidad y cumplir las exigencias de su cliente. Éstas van desde un intenso asesoramiento hasta el asesinato de personas a sangre fría. Aparentemente, el Sr. Oscar tiene nueve citas programadas para el día, pero cuando por fin termina su jornada laboral, Holy Motors le muestra entrando en una casa que no es la suya y siendo recibido por una familia de chimpancés. El Sr. Oscar no tiene fin: se ha transformado tanto que su verdadera identidad ya ni siquiera existe. Sólo sabe actuar.

Holy Motors es una película que merecía ganar la Palma de Oro por su madura exploración de la vida y sus distintas etapas. El final puede parecer extraño y sin sentido, pero en realidad es un comentario satírico de Carax sobre la inútil obsesión de la humanidad por la identidad. Todo el mundo quiere ser conocido como una cosa en particular, pero Carax plantea que los seres humanos no pueden definirse de forma tan simple. Todo el mundo es una colección de personalidades diferentes que se llevan en distintos momentos de la vida, y al burlarse falsamente del público con un atisbo de la vida real del Sr. Oscar, Carax se ríe de quienes creen lo contrario.

¿Quién es realmente el Sr. Óscar?

La verdadera identidad de Oscar es un misterio durante toda la película. El único momento en que el público de Holy Motors ve realmente al hombre que se esconde tras la máscara es cuando viaja en limusina de una cita a otra. Los temas relacionados con la identidad están presentes en toda la filmografía de Leos Carax (incluida la película de Adam Driver Annette), pero Holy Motors subraya sus ideas haciendo que el protagonista sea completamente desconocido. Incluso es discutible si es humano, ya que parece que vuelve a la vida varias veces después de ser asesinado. Hace gala de un increíble talento interpretativo, que le permite pasar por la vida sin ser nunca su verdadero yo.

Al hacer del Sr. Oscar un personaje tan imprevisible e incognoscible, Carax crea una distancia muy necesaria entre el público y la narración. Es imposible que los espectadores conecten con el protagonista de Holy Motors porque nunca es él mismo, y esto es un gran punto fuerte de la película. Desvía la atención de la historia superficial, obligando al público a pensar de forma crítica y objetiva sobre las acciones del Sr. Oscar (interpretado por Denis Lavant, también conocido por encarnar a Charlie Chaplin en Mister Lonely, de Harmony Korine) y su relevancia en el mundo real. Ni siquiera es un personaje, sino una mera manifestación que Carax utiliza para promover su comentario.

¿Qué representan las limusinas?

Los coches de Holy Motors son un elemento muy reconocible de la película, sobre todo en su escena final. Después de entrar en el garaje que da título a la película, la limusina del Sr. Oscar empieza a mantener una conversación con otras personas a su alrededor. Es una forma increíblemente audaz y fascinante de cerrar la historia, pero al presentar estas limusinas como criaturas vivas con sus propios pensamientos y conciencias, Leos Carax no hace más que subrayar su importancia en la historia. No son sólo vehículos que utiliza para desplazarse por la ciudad, sino manifestaciones de la vida misma. Son el único lugar donde el Sr. Oscar tiene una conexión con el mundo real.

Las limusinas parlantes (que pueden parecer una versión de cine de arte y ensayo de la franquicia Cars de Pixar) también pueden interpretarse como una metáfora del propio tiempo: son la fuerza motriz que nos empuja por la vida, guiando a las personas de forma constante entre las diferentes etapas de la existencia. Mientras todo lo que rodea a las personas -incluidas ellas mismas- cambia, el tiempo es la única constante que permanece inalterable y las ancla a su verdadero yo. El comentario de Carax sobre las limusinas añade un nuevo nivel de inteligencia y perspicacia a su historia. Son el único aspecto de la narración que permanece inalterable, y es sólo dentro de estos coches donde el Sr. Oscar se muestra tal y como es en realidad.

El verdadero significado del final de Holy Motors

Por encima de todo, Holy Motors es una película surrealista sobre cómo las apariencias y la realidad rara vez son lo mismo. Aunque a la gente le gusta creer que su vida es una existencia constante, Leos Carax sugiere que, a medida que atraviesan diferentes etapas del ser, cambian tan drásticamente que al final no queda ni rastro de su yo original. Es una idea fascinante e inquietante que combina a la perfección con su cine surrealista, obligando al espectador a enfrentarse a un protagonista que representa básicamente su propia pérdida de identidad. Puede que el Sr. Oscar no sea verdaderamente humano, pero es un espejo de la interpretación que Carax hace de la condición humana.

En el que es el papel cinematográfico mejor valorado de Eva Mendes, Kay M resume perfectamente esta idea. Es secuestrada por el Sr. Oscar y llevada a las alcantarillas, donde comparten un momento íntimo. Al igual que el protagonista, es una artista. Su carrera de modelo la obliga a adoptar una personalidad exagerada, y el Sr. Óscar se identifica con ella. Ella es una de las pocas personas que le recuerdan su propia condición, y en estas pocas escenas que comparten, se vislumbra un ligero atisbo del verdadero Sr. Oscar. La vida está llena de transformaciones y distorsiones, y aunque puede ser difícil para las personas acceder a su verdadero yo, Holy Motors demuestra que es posible.

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